viernes, 13 de octubre de 2017

Óskar R. T.

Soy Óskar R. T., el vocalista de Bala, un grupo de trash metal. No me importa saber cantar, pero sí tener el feeling pa’ poder gritar e identificarme con la banda. Tengo dos semanas ensayando unas rolas que tocaremos en el Infona’. También ensayo, aparte del grupo, con una gabacha, pa’ ponerme al tiro. 
Mis camaradas esperan entrar al salón con su boleto en la mano. Me asomo y los saludo: “¡Chido one...!” Llegan los grupos invitados. Probamos el sonido. ¡Al pedo, suena chingón! 

Llevo unas botas negras, bermuda gris, camisa negra y una gorra de Morbid Angel. Me tomo un tequila pa’ que salgan perros los gritos. 
El Satánico está en la batería, el Pic en la lira, el Breto en el bajo, y su servilleta en la voz… y empezamos con una de Burzum: "¡Esta canción se llama Waaar!"... La banda comienza a entrar al salón guiada por los dobles bombos y los riffs: el slam comienza, y yo muevo la mata al ritmo de la rola... 
El cuello me duele cabrón, pero valió la pena, gustamos. Hasta nos tomaron fotos y nos entrevistaron pa’ una revista electrónica.

El Stimpy y la Luna me acompañan al viaje a la montaña, ellos son mis camaradas y los Bala también, son al puro pedo. Llevamos el cover El infierno de Dante, de Transmetal y cuatro rolas demo originales. 
Una hora en autobús. Llegamos. Saludos, punks, trashers, mota y pulque. Somos los terceros en treparnos al escenario. Gustamos otra vez y la Luna me recibe con una caricia y un beso... Nueva invitación. ¡Saludos, gritos, sexo, drogas y rock and roll!

Viajamos a la capital del país. Doce horas en tren. Drogas y compas nuevos. Me he cortado la mata, pero no las ganas de rolar. El tokín es en un bar: estridencias, redobles y gritos.

–Óskar R. T. se sintió solo a partir de que sus padres salieron a buscar trabajo fuera de su ciudad natal. Óskar se mudó a otra ciudad en la cual conoció a compañeros que lo hicieron sentir como en una familia a la que nunca había conocido y que, sin embargo, se hallaba acorde con sus gustos.

También mis camaradas tienen una banda, se llaman Dracul. Los invito a una tocada. Ellos se presentan por primera vez ante un público numeroso. Gustan. Ahora vamos nosotros. ¡Slaaamm!...

–Óscar R. T. se rebeló ante todos, quiso evadir toda responsabilidad en el hogar, en la escuela. Transgredió las normas de convivencia y consecuentemente fue rechazado por sus vecinos, de alguna manera tenía que proyectar ese estado anímico y la mejor opción fue la del grupo.

El 2 de octubre vamos a la capital del estado, tocamos en la plaza Lerdo, frente al palacio de gobierno. Entonamos Remember the fallen, de Sodom, en medio de la lluvia que recuerda la señal de luto que aún se recuerda en esta fecha, y que contrasta con la vida conservadora de esta ciudad.


Nos invitan al festival Nocturno Conciliábulo. Los Dracul y nosotros vamos al tokín. Parlamos y bebemos doce cabrones en un cuarto de cuatro por cuatro. La casera se alarma y se horroriza con el aspecto de mis camaradas; le avisa a mis jefes que ando en "malos pasos". 
Termina la tocada y las estridencias se quedan todavía en mi cabeza. Estoy aturdido, pero no hay pedo. 
Regreso a casa y no sé qué hacer. Me siento mal. Todo me parece monótono. Mi novia es la única que me apoya, la abrazo, nos besamos... la quiero un chingo pero le confieso mi adicción. Me detengo en el umbral de mi cuarto y hablo con un espíritu de la noche... Parece que se esconde de mí, no la entiendo, me habla y de repente se va sin avisarme adónde; me invita a beber. Acepto. Luego olvido lo sucedido y busco una aventura, quizá el amor...

Viajamos al Defe pa’ ver a los Crade of Filth, junto con los músicos salen unas bailarinas al ritmo de las guitarras, tarolas y bombos. 
Gasto mi mesada en este viaje, me quedo sin dinero para el boleto de regreso; pago sólo la mitad del boleto del tren, y después me escondo junto con el Chuchito. 
Nos descubren casi llegando al puerto, saltamos. Chuchito corre hacia otro rumbo, y yo me levanto y corro hacia mi casa sin que nadie me reprenda.

Ahora Sarcasmo nos invita a tocar a Teziutlán, cerca de un rincón oscuro. Los Sacronocturne nos acompañan. Cigarros, alcohol; piruetas en el slam y una grabación incompleta… 
De regreso, caminamos en medio de una calle rumbo a la cabaña donde nos hospedarán. Hora y media de camino. ¿Sabes?, las rolas que tocamos no me gustaron, el Pic quería unos gritos agudos, pero a mí no me salen, mi voz es grave…
Me regreso solo a casa por una calle muy oscura, aunque siento que alguien me sigue. Volteo rápidamente. Nada. Sigo mi trayecto y percibo a mi alrededor a los espíritus de la noche. Escucho el silencio, me detengo en medio de la calle y volteo nuevamente hacia atrás. Llego a casa y me acuesto a dormir. Estoy cansado. Ya no tengo banda...

–Óscar R. T. vivió los momentos más intensos de su vida cuanto proyectó su potencial en el escenario. En esas circunstancias un cúmulo de imágenes quedaron focalizadas en su memoria. El estado hipnótico en el que se encuentra ahora es propicio para proceder con el diagnóstico.

Formo una banda con mis camaradas: El Papa en la batería, el Filo en la lira, el Oscuro en el bajo, el Caker en el acompañamiento armónico, y yo en las voces. Nuestra primera tocada es en la capital. Llevamos unas rolas originales y covers para telonear a Luzbel. Comenzamos con Réquiem, después Dark Forest, y Apocalypsis de Hypocrisy.

Fue el debut y despedida con mis camaradas, ya no pertenezco. Me tengo que ir. Estoy harto. Me despido de mi novia, no sé si la veré otra vez. 

Viajo hacia el norte y vago en las calles de este semidesierto. En cada paso que doy escucho una voz que me insta a volver y me dicta que "el rock es como una tormenta divina que sólo algunos experimentan"... y quizás tenga razón, tal vez esto sólo sea un complemento de la calma para equilibrar este mundo.
Salgo de casa, fumo y a veces pienso en voz alta y digo: "¡Silencio!, comienza la música esférica, los astros la iluminan, la armonizan", y sólo así regreso para dormir tranquilo.
Otras veces camino para disipar la tensión y vuelvo a fumar mi cigarro para despejar mi mente, aunque extraño su beso, and sometimes I think which never mind in this fucking world, for this reason I walk lonely, slowly, but hurt me the heart, hurt me her absence, hurt me this solitude, nothing else matters for me now... 
Después de un lustro he desaparecido la mancha oscura de mi corazón. Regreso pa’ reivindicar mi camino y enfrentar a los espíritus que me condenaron al exilio
Camino, aunque siento que alguien me vigila. Volteo. Nadie. Inquiero. Nada. Todavía indago su nombre en cada esquina... 

–Óscar R. T. ha develado su conducta a través de esta terapia. Duerme tranquilo. He cortado sus uñas, y su cabello crece rápido… Un momento, ha despertado abruptamente...

–¡Shh!, silencio, doctor, que va a empezar el concierto estelar: ¡un, dos, tres, cua...! Ahora que la noche ha caído podré irme; quiero caminar bajo la luz de la luna... pero, si no hay problema, lo veré después, ¿no, doc?...