domingo, 2 de junio de 2019

Sobre la traducción de títulos de películas

Cartel de la película "Rosemary's Baby" de Roman Polanski

Debo admitir, en principio, que no soy traductor profesional pero me esfuerzo en comprender un tanto la importancia de traducir correctamente el título de una película y su correspondiente relación con el contexto. La mayoría de las veces en las que me he aventurado a traducir he concluido que esta labor es compleja toda vez que hay que considerar tanto la cultura como la ideología de un país o varios países para obtener buenos resultados. Sin embargo, tampoco niego que me saca de mi órbita ver una película extranjera con un título que difiere de sobremanera o tan ajeno que, en algunos casos, no tiene relación alguna con el nombre original ni con el contexto de la obra en cuestión.
Hay que empezar por definir qué es traducción. Traducir es trasladar, verter una información o el sentido de algo de una determinada lengua a otra. La traducción, por ende, implica una serie de factores fundamentales: la influencia de la cultura (entendida como conjunto de costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, en una época, grupo social) y la ideología (ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento político, religioso, etc.), tanto de la lengua materna como de la extranjera.
Asimismo, otros elementos relevantes son, obviamente, la preparación del traductor, la originalidad de la obra, el conocimiento de los autores, toda vez que constituyen parte esencial en la traducción de un texto.
Los títulos se incluyen dentro de un tipo de textos llamados "paratextos" (epígrafes y notas a pie de página también se consideran paratextos o elementos que rodean un texto central). Por lo tanto,  la "paratraducción" es la traducción de paratextos.
Luego de estas aclaraciones veamos algunos casos de traducción de títulos (paratraducciones) de películas en que el título original ha sufrido un cambio a modo.
Pongamos por ejemplo un par de nombres. El primer caso es de una traducción literal: Back to the future o Volver al futuro. A pesar de la paradoja que encierra este título, la traducción directa no afecta al significado, en el entendido de que el lector de esta frase puede imaginarse que se trata de un viaje temporo-espacial narrado en una historia de ciencia ficción. Pero qué sucede cuando la traducción cambia y se interpreta como, por ejemplo, en este otro título: Rosemary's Baby que pasó a algunos países hispanohablantes como La semilla del Diablo.
Indudablemente, en la elección de esta traducción entran en juego criterios subjetivos y, por ende, susceptibles a la discusión. Sospecho que gran parte de estos criterios obedecen más bien a lineamientos comerciales, un tanto a los culturales, y quizás, en mínimos casos, a aspectos gramaticales. También creo que el traductor en estos casos se enfrenta a problemas que tienen que pasar por el filtro de la cultura, de la ideología dominante, de un entorno particular para llevar a cabo su labor.
Entonces, ¿cómo traducir cultura, ideología, en un espacio tan reducido como lo supone el título de una obra? ¿Qué importancia tiene el mercado, la oferta y la demanda, en el traductor, para que un título se traslade de una u otra manera?
Pienso que existen prejuicios, creencias y tabúes sobre temas que pueden estar implícitos en una obra. En el caso de la película basada en la novela de Ira Levin y dirigida por Roman Polanski, la obra tal vez no se relacionaría con el drama y el terror si no fuera por un cambio total en la traducción del título de la película. Dicho de otra manera, ¿cómo se supondría que el título "El bebé de Rosemary" sugiriera en el lector que la película en cuestión tratara un tema de terror diabólico? Evidentemente, aquí el cambio radical de la traducción del título original fue súper atinado y al mismo tiempo sumamente necesario para atraer al público aficionado a este género cinematográfico.
Por otra parte, el riesgo se encuentra en que la paratraducción puede resultar muy desafortunada, máxime si lo que se pretende es atraer al público con la elección de un nombre muy explícito.
Pero, bueno, vamos a ver qué nos ofrece este año las traducciones al español de los títulos de películas extranjeras. Y qué tan atinadas son.

No hay comentarios:

Publicar un comentario